La primavera siempre trae consigo un cierto sentimiento de expectación, un anhelo por los espacios abiertos, un sueño de verano. Los días son más largos, más luminosos, más felices. La gente se reúne en el exterior: te invito a mi azotea, nos vemos en la terraza al doblar la esquina, te espero en ese pequeño bar al borde del paseo marítimo. Nos sacudimos los últimos restos del invierno y nos llenamos de vibra veraniega. Quema lo viejo, vamos a por lo nuevo.