Vivimos en un mundo donde a menudo se concede mayor prestigio a la cultura ajena que a la propia, donde las tradiciones pierden arraigo y se difuminan en la nebulosa de la denominada globalización. En Expormim, no obstante, hemos tratado de no dejarnos arrastrar por la corriente, preservando una cultura y una tradición que constituyen nuestra principal seña de identidad.

Vivimos en un mundo donde a menudo se concede mayor prestigio a la cultura ajena que a la propia, donde las tradiciones pierden arraigo y se difuminan en la nebulosa de la denominada globalización. En Expormim, no obstante, hemos tratado de no dejarnos arrastrar por la corriente, preservando una cultura y una tradición que constituyen nuestra principal seña de identidad.

Vivimos en un mundo donde a menudo se concede mayor prestigio a la cultura ajena que a la propia, donde las tradiciones pierden arraigo y se difuminan en la nebulosa de la denominada globalización. En Expormim, no obstante, hemos tratado de no dejarnos arrastrar por la corriente, preservando una cultura y una tradición que constituyen nuestra principal seña de identidad.

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